viernes, 2 de mayo de 2014

Eva Mitocondrial - Prólogo

Diario de Mark Hoguer, 23 de mayo de 3092

La primera prueba ha sido un éxito. Hemos mandado un kilogramo de oro un segundo al pasado, con un desplazamiento de un metro. Como predijo Molder el lingote apareció un segundo antes de comenzar el viaje. Tras observar la llegada del bloque de oro y activar un segundo después la máquina para el viaje, hemos estado al menos diez minutos contemplando en silencio aquel bloque que acababa de aparecer de la nada. Una pregunta llena nuestra mente ahora: ¿qué hubiera pasado si hubiéramos decidido no hacer el experimento una vez apareciera el bloque?

Además, se comprobaba que el bloque llegaba a nuestra realidad, y no aparecía en otro universo paralelo. Desde hace un milenio se podía viajar al tiempo presente de otras realidades del multiverso. Ya habían terminado los ataques entre las principales potencias del multiverso, y desde que se establecieron las barreras entre realidades imperaba una tensa guerra fría. El siguiente reto era viajar en el tiempo dentro de nuestra misma realidad, y ya lo habíamos conseguido.


Diario de Mark Hoguer, 16 de agosto de 3116

Cada vez ganamos más experiencia con los traslados temporales. Hemos solucionado el problema del vacío, ahora el campo temporal repele todo lo que haya en el lugar de aparición, y si éste no puede crear un vacío perfecto el viaje no se lleva a cabo. Los niveles de radiación son todavía muy altos, los taquiones del campo temporal provocan más fisiones de las deseadas. Socialmente nuestros experimentos han provocado una revolución cultural, han eliminado el concepto de libre albedrío, ahora el destino es algo real. A veces nos llega algún mensaje del futuro, en un cristal de memoria, lo hemos enviado o, mejor dicho, lo enviaremos nosotros mismos, y es imposible no hacerlo. Hay una fuerza que obliga a llevar las acciones precisas a cabo, aunque se sepa lo que va a pasar. No se puede tomar otro rumbo. De alguna manera las personas involucradas en un hecho así desean que la Historia se desarrolle tal y como les ha sido contada, quieren que sea así, y al mismo tiempo no pueden hacer que sea de otra forma. En esos momentos uno puede sentir cómo el libre albedrío desaparece, cómo no somos más que máquinas que ejecutan su programación, y somos complacientes con ello. Es una sensación fatal y reconfortante al mismo tiempo.


Diario de Mark Hoguer,  30 de abril de 3119

La infalibilidad del destino ha sido comprobada ya múltiples veces así que hemos dejado de mandar mensajes al pasado. Mandar instrucciones al pasado es algo completamente inútil, si el presente es como es, se debe a que el pasado fue como fue, y es inalterable. Igual que el futuro. Paradójicamente la sociedad ha cambiado a mejor, en lugar de la desazón que cabría esperar, un espíritu enérgico y ambicioso se ha adueñado de la mayoría de la población. Casi todo el mundo piensa que su destino es brillante, y al intentar llevarlo a cabo hace que lo consigan en un altísimo número. El futuro era ese, el destino estaba escrito, pero pudiera parecer que estos experimentos están cambiando a la humanidad. Es como si inventar la máquina del tiempo haya tenido un efecto beneficioso intrínseco para la humanidad.


Diario de Anna Hoguer, 5 de febrero de 3152

Al fin hemos conseguido reducir a un valor seguro el número de fisiones producidas por el campo temporal, y por fin hemos llevado a cabo el primer viaje de una criatura viva. Fabián ha sido el primer viajero del tiempo. Lástima que mi padre no haya vivido lo suficiente para verlo, aunque hemos cumplido su voluntad y su gato aparece ahora junto a Laika y Tochi en los libros de Historia.


Diario de Anna Hoguer, 8 de octubre de 3160

No ha habido pocos voluntarios, pero al final ha sido Pedro el primer viajero temporal humano, y el primero también en verse a sí mismo durante todo un día antes del viaje. Los dos Pedros han pasado el día juntos, y aunque sé que todo es como debía ser, no me puedo imaginar cómo habríamos podido conseguir nuestro objetivo sin la ayuda del segundo Pedro. Además, su existencia me pone en una situación incómoda: sé que son exactamente la misma persona, pero me inclino a considerar sólo al primero como mi novio, y al principio he visto al visitante del futuro como un extraño, aunque sé que al final es el único que permanecerá.

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